¿Recuerdas la última vez que sonreíste tanto que te dolió la mandíbula? Son esos momentos que perduran en la memoria, pues la sonrisa es uno de los hábitos que distingue a las personas felices.
Fotografia tomada por Ashley Elizabeth
Sonreír es una expresión de libertad. En esos instantes, no hay nada que controlar, nos dejamos llevar y nos sumergimos en el presente.
Como dijo Madre Teresa: "Nunca sabremos todo el bien que una simple sonrisa puede hacer".
Me siento profundamente agradecida por haber nacido en Cuba. Allí aprendí a sonreír incluso en las circunstancias más difíciles, como cuando debíamos reducir la cantidad de comida diaria para sobrevivir durante el resto del mes, ya que solo podíamos disponer de lo que el gobierno proporcionaba, en medio del embargo más severo de los años 90.
Sonreí todos los días durante todos los años que viví allí. Todos lo hacíamos, incluso nos reíamos de nuestros propios problemas. Bailábamos sobre ellos. Era evidente en los jugadores de dominó en la calle, en los músicos, en los jóvenes disfrutando del aire fresco del Malecón y en las mujeres con sus cigarros Cohiba. Incluso los perros en la calle sonríen en Cuba.
Una de las mejores maneras que encontré para enfrentar mis períodos de ansiedad fue sonreír.
Afortunadamente, la ansiedad ya es cosa del pasado en mi vida, pues trabajé intensamente en mi sanación. Fue un proceso largo, pero es la experiencia más enriquecedora que he tenido, escribir estas palabras desde la paz interior y compartir este poder contigo.
El baile fue una terapia que me ayudó en este proceso. Amo bailar porque siempre me hace sonreír. Me conecta con mi tierra cubana, su ritmo caribeño y la pasión de su gente. Pero también valoro los momentos de reflexión para encontrar equilibrio entre mente y cuerpo, y cómo se relacionan entre sí. Escribir fue otra herramienta fundamental en mi proceso de sanación. Plasmar mis emociones en poesía y diarios fue liberador.
La sonrisa es sinónimo de buena salud emocional.
Anthony Robbins dice: "La emoción viene del movimiento". Si sonríes, envías un mensaje a tu cerebro que dice: "Me estoy divirtiendo mucho, estoy viva". Está científicamente comprobado que cuando sonreímos, ciertos músculos en nuestra cara activan partes del cerebro que aumentan la felicidad. En mi caso, también ha aumentado las arrugas, pero las abrazo con orgullo, ¡son parte de VIVIR la vida!
En contraste, el llanto y la preocupación envían mensajes negativos a tu cerebro, generando estrés.
Existe un estudio del Instituto Avanzado de Ciencia y Tecnología de Japón llamado "Relaciones entre el Movimiento Corporal y la Emoción: Análisis basado en el Análisis del Movimiento de Laban".
No te insto a que dediques tu tiempo a leer lo que los científicos han escrito sobre el movimiento y el poder de la sonrisa. Más bien, te invito a experimentarlo. ¡SONRÍE AHORA! Mantén una sonrisa durante un minuto, incluso si no sientes que quieres hacerlo, y cuéntame cómo te fue.
Regresa a los recuerdos de aquellos días que te hicieron sonreír desde el corazón. Permítele a esa experiencia que domine y te devuelva esa sonrisa que hará que tu vida sea mejor hoy.
Para mí, el poder de la sonrisa es una celebración de la vida. Nos recuerda que aún estamos vivos y que, por lo tanto, hay esperanza, sueños por alcanzar, amor para dar y felicidad para compartir.
La sonrisa es una de las herramientas más valiosas que tenemos a nuestra disposición para mejorar nuestra calidad de vida. No solo comunica alegría y felicidad, sino que también tiene un impacto profundo en nuestra salud mental y física, fortalece nuestras relaciones y puede contagiar positividad a nuestro alrededor.
Entonces, ¿por qué no empezar a sonreír más a menudo? Es un pequeño gesto que puede marcar una gran diferencia en tu bienestar y en la vida de los demás.
Intentemos, sonriamos a pesar de nuestros problemas y llenemos nuestra mente de emociones positivas. ¡Seamos libres!
¿Y a ti, qué te hace sonreír? Me encantaría escuchar tu historia.
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